Maestro Lápiz Lázuli de la Sanación
Por Marco Antonio Karam, Presidente, Casa Tibet México.
www.casatibet.org.mx
El panteón del budismo del gran vehículo o Mahayana, fue revelado en una serie de escrituras que comenzaron a circular en el Asia central alrededor del s. I de la era moderna. Sus representantes más importantes son las grandes figuras de la iluminación, los Budas y los Bodisatvas. Si bien es cierto que en un sentido técnico, a estos seres no se les considera como divinidades, ya que representan a individuos altamente evolucionados con un pasado enraizado en la existencia humana, de hecho, a menudo funcionan como objetos de devoción en el universo Mahayana.
Se dice emergen de un mundo misterioso de potencialidad pura, que moran en radiantes tierras espirituales o budaversos y que en ocasiones aparecen en nuestro oscuro y conflictivo mundo para auxiliar a aquellos que más lo necesitan. La fuerza motivacional que sustenta a la actividad de estos seres, es una poderosa combinación de una mentalidad animada por el espíritu de la iluminación, con un sentimiento de profunda compasión para con todos los seres. Esta motivación es de hecho, la característica definitoria de la cosmovisión del budismo Mahayana.
Mientras que una azorante variedad de seres iluminados son descritos en las escrituras budistas Mahayana, tan solo un reducido número de estos llegaron a influenciar a la conciencia popular, ganando así, un lugar de especial prominencia en el panteón del gran vehículo. Los nombres y funciones de estos populares Budas y Bodisatvas nos revelan una respuesta fundamental budista a las necesidades y preocupaciones humanas.
El nombre completo del Buda de la Medicina: Bhaishajyaguru Vaiduryaprabha, significa Maestro de Sanación de Irradiación Lápiz Lázuli. Como el Buda histórico Sidarta Gautama y el Buda de la luz ilimitada Amitabha, usa las túnicas del Bhikshu o renunciante, el monje budista tradicional, y se encuentra sentado en la postura diamantina o de flor de loto, con sus piernas entrecruzadas. Su mano izquierda se encuentra en la postura de la meditación, descansando en su regazo y sosteniendo un cuenco lleno de néctar y frutas medicinales. Su mano derecha descansa sobre su pierna con la palma hacia adelante en el gesto de conferir bendiciones espirituales y sosteniendo el tallo de la planta del mirobálano, renombrada como la reina de las plantas medicinales, debido a su eficacia en el tratamiento de los desórdenes físicos y mentales.
En las thangkas o pinturas tradicionales tibetanas, al maestro Lápiz Lázuli de la Sanación, se le representa en compañía de otros siete Budas de la medicina, uno de los cuales es el propio Sidarta Gautama. En su tierra pura o Budaverso, localizado mitológicamente al este de nuestro planeta y conocido con el nombre de Puro Lápiz Lázuli, se le vislumbra acompañado por los dos principales Bodisatvas de este reino: Suryapraba y Chandrpraba, respectivamente: toda permeante irradiación solar y lunar.
Uno de los símbolos distintivos del Buda de la medicina es su color lápiz lázuli o azul profundo. Esta piedra preciosa ha sido, a lo largo de los siglos, altamente valorada tanto por las culturas asiáticas como las europeas y hasta hace poco tiempo su valor era igual y en ocasiones inclusive superior al del diamante. Un aura de misterio rodea a esta gema, quizás debido al hecho de que sus principales minas se encuentran localizadas en la remota región de Badakshan al noroeste de Afganistán, un área de acceso remoto localizada más allá del Hindu Kush. Un comentador ha escrito: “Los mejores especimenes de lápiz lásuli intensamente azules, con chispas y hondas de pirita de color oro asemejan a la noche iluminada por una miríada de estrellas”. Tradicionalmente, esta piedra era utilizada para simbolizar aquello que es puro y raro. Se dice cuenta con facultades curativas y de fortificación física, para aquellos que la utilizan como ornamento. Su natural suavidad permite pulirla hasta transformarla en una superficie altamente refractante, como un espejo. Por todas estas razones, en añadidura al hecho que la luz azul profundo tiene un efecto curativo demostrable en aquellos que la utilizan en la práctica de la meditación, el azul lápiz es el principal color del Buda de la medicina.
En el Tibet, al Buda de la medicina se le contempla como la fuente de las artes medicinales, ya que es a través de él, que las enseñanzas encarnadas en los Cuatro Tantras medicinales, la base de la medicina tradicional tibetana, emergieron al mundo. En una ocasión, el maestro de la sanación lápiz lázuli, se encontraba sentado en meditación rodeado por una asamblea de cuatro círculos de discípulos, incluyendo en esta a médicos, sabios, dioses no budistas y Bodisatvas, todos los cuales deseaban aprender el arte de la sanación. Atónitos por la radiante gloria de su presencia, se vieron imposibilitados para solicitar la deseada enseñanza. Para acomodar sus deseos no externalizados, el Buda de la medicina manifestó dos emanaciones, una para solicitar las enseñanzas y la otra para conferirlas. De esta manera, la explicación Budista de las diversas enfermedades mentales y físicas, sus causas, diagnóstico y tratamiento, así como la presentación de los métodos para lograr la prevención de la enfermedad, se dice tuvieron origen.
De acuerdo a los Cuatro Tantras Medicinales: el Gyu Zhi, la causa fundamental para toda enfermedad se encuentra en los tres venenos: la ignorancia, el apego y la aversión. Estos venenos conducen al desequilibrio de los llamados tres humores: la flema, el viento y la bilis, los diferentes constitutivos corporales: sangre, carne hueso etc, y los productos de desecho o impurezas tales como el excremento, la orina y la sudoración, todos los cuales son analizados en veinticinco divisiones.
El Tantra raíz comenta:
“Si todos estos veinticinco elementos se encuentran en balance y armonía y los tres factores de los gustos, las cualidades inherentes a la comida que uno consume y el comportamiento del individuo es puro y edificante, su salud y vida florecerán. De no ser así, es certero que la salud y la vida del individuo se deterioraran.”
En añadidura:
“La ignorancia, el apego y la aversión, representan a las tres causas principales responsables por la producción de los desbalances en el viento, la bilis y la flema. Conjuntamente con estos, las cuatro circunstancias contributivas del tiempo, los espíritus, la comida y el comportamiento causan el que los humores aumenten o decrezcan.”
El tratamiento de las enfermedades y la manutención de la salud son entonces el resultado de devolver a un estado de balance a todos estos diversos elementos en el cuerpo y esto se logra, a través de la aplicación progresiva de una variedad de tratamientos. Los primeros dos implican cambios en el tipo de comida que consumimos y el comportamiento que cotidianamente manifestamos. Tan solo cuando estos ajustes se comprueban ineficaces es que el médico aconseja y prescribe el uso de medicinas, y solo cuando estas fallan, se sujeta al paciente a otros tipos de tratamiento tales como la cauterización y algunos otros. No obstante, desde la perspectiva de la medicina budista, ninguno de estos tratamientos contará con un efecto de largo plazo, si no se les acompaña con una auténtica y sincera transformación espiritual. Si la ignorancia y el resto de las emociones y actitudes perturbadas continúan deteriorando al individuo, tarde o temprano darán lugar a la emergencia de la enfermedad o cualquier otro de los incontrolables recurrentes problemas que plagan a la existencia ordinaria.
De esta manera, el maestro lápiz lázuli de la sanación, representan a un gran médico, no tan solo debido a sus extraordinarias habilidades curativas, sino en especial porque ha perfeccionado la compasión, la sabiduría y los medios hábiles del diagnóstico y tratamiento necesarios para aliviar a nuestras muchas emociones y actitudes perturbadas, fundamento de todos nuestros malestares físicos y mentales.
La tradición sanadora del Buda de la Medicina
Por: Robert Sachs
Cada uno de nosotros tiene la capacidad de ser un buda, un ser iluminado. Lo que distingue a un ser iluminado de un ser ordinario es que ha realizado el potencial latente que esta en cada uno de nosotros. Esas capacidades pueden ser clasificadas en tres: el cuerpo de arcoiris, la mente ilimitada y precisa aunque con acciones totalmente espontáneas llenas de gozo. Nuestro cuerpo de arcoiris esta relacionado con nosotros realizando completamente lo que enseña el sutra del corazón, que la forma es vacío y el vacío es forma. Cuando entendemos y experimentamos la naturaleza insustancial de todas las cosas que tenemos como tridimensionalmente sólidas y reales, obtenemos una presencia que esta llena de recursos ilimitados y sin miedo. Nos volvemos una fuente de protección confiable e incondicional para todos los seres. Nuestra mente ilimitada es el resultado de la eliminación de las ideas fijas que a su vez resultan en el florecimiento de nuestra capacidad de conocer y entender las cosas claramente tal como son, desde las más mundanas hasta las mas profundamente sutiles. Ese es el estado natural de nuestra mente del que se habla en todos los textos y comentarios. Finalmente estando lleno de recursos ilimitados y conociendo todo lo que debe ser conocido en una o todas las situaciones, tenemos la confianza y el poder de ser y actuar de acuerdo a lo que se necesita para beneficiar a cualquiera o todos los seres en cualquier situación. Liberado de las limitaciones y fronteras, nuestras interacciones son frescas, presentes y gozosas.
¿Que evita que experimentemos la vida de esa manera? Hace dos kalpas ilimitadas, es decir, hace mucho tiempo atrás, esta pregunta fue el ímpetu para que un ser alcanzara la iluminación, el Buda de la Medicina.
Habiendo alcanzado la iluminación, realizando todo el potencial del que hablamos anteriormente, el Buda de la Medicina (Tib. Snagye Mela) vio que hay tres venenos que son la causa de que no realicemos nuestro potencial. Esos tres venenos son la ignorancia, el apego y la agresión. De manera simple: no entendemos completamente que esta sucediendo o los recursos que tenemos en nuestras manos. Con esa visión estricta, desarrollamos ideas fijas y restringidas de lo que pensamos que esta sucediendo. Y cuando alguien desafía nuestra visión del mundo o lo que estamos haciendo basados en nuestras propias ideas fijas, nos volvemos locos, indignados y combativos con ellos, viéndolos como una competencia o como una amenaza. Lo que el Buda de la Medicina podía también ver es que esa manera de pensar y ser tenía efectos sobre diferentes niveles de nuestra existencia. Los tres venenos son las razones por las que caemos en religiones, filosofías, visiones del mundo que son marcadas por diferentes niveles de eternalismo o nihilismo. Pero, también en el nivel de la vida diaria, pueden expresarse como nuestra preferencia por amigos, comida, ocupación o lo que sea. Son la fuente de nuestros dramas, ya sean espirituales, emocionales o físicos.
Para remediar esta situación necesitamos un antídoto para los tres venenos. Remediarlos no significa eliminarlos sino, de acuerdo con la tradición y las enseñanzas del Buda de la Medicina, transformarlos. Cada uno de los venenos es de hecho un velo, una expresión neurótica de las tres nobles cualidades de la iluminación. Consecuentemente, cuando transformamos la ignorancia, nos reconectamos con nuestros recursos ilimitados, nuestro cuerpo de arcoiris. Cuando dejamos ir el apego a las ideas fijas, nuestras mentes se vuelven abiertas a su naturaleza ilimitada. Cuando vencemos nuestra perspectiva territorial y nos vemos a nosotros mismos con cada uno de los seres, la competencia da lugar al gozo y todo lo que hacemos se vuelve una expresión espontánea de nuestro ser iluminado.
Cuando un Buda enseña, da información que es tanto definitiva como útil a nivel relativo. Lo que es definitivamente útil son las enseñanzas del Dharma, las enseñanzas sobre las cosas como son van directamente al origen del problema, en este caso los tres venenos. Finalmente, lo que debe ser transformado es nuestra visión. En el caso del Buda de la Medicina, las prácticas espirituales apuntan directamente a los tres venenos. Tanto para nuestra incomodidad o enfermedad con nuestro mundo espiritual, emocional o físico, es necesaria la transformación de nuestra experiencia de vida y de las perspectivas basadas en los tres venenos.
Al mismo tiempo el Buda de la Medicina puede ver como nosotros, como seres humanos, estamos atrapados en nuestra experiencia. Él vio que debido a nuestras incomodidades y dolores físicos y emocionales no podemos salir de nuestros aprietos y realizar el valor y la importancia de la práctica del Dharma. Por lo tanto para erradicar los síntomas y las condiciones que nos deprimen, el Buda de la Medicina dio enseñanzas sobre medicina. Sus enseñanzas fueron transmitidas desde su fuente iluminada a dioses y seres a lo largo de generaciones.
De acuerdo con la histo-mitología de las fuentes tibetanas, el Ayurveda, la medicina tradicional de India, fue transmitida a los profetas y yoguis por Brahma, quien a su vez lo aprendió hace eones del Buda de la Medicina. El Manjar del Corazón del Tantra o Gyud Zhi del Tíbet, escrito en el siglo XI por el gran médico Yutok Yonten Gonpo, es considerada la más completa transmisión de las enseñanzas del Buda de la Medicina sobre sanación. El único propósito de esa enseñanza fue ayudar a los humanos a sobreponerse a sus cargas emocionales y físicas de modo que puedan conectarse y practicar lo que es definitivamente útil, que los reconecta con su potencial iluminado.
Cuando pensamos en la medicina de los tiempos antiguos, aún si viene de una fuente iluminada como el Buda de la Medicina, es a menudo nuestra arrogancia la que nos hace presumir que es arcaica y no aplicable realmente a nuestro mundo moderno. Lo que sorprende a muchos es que esas enseñanzas incluyen cada aspecto de la medicina que conocemos hoy: embriología, cuidado pre y postnatal, pediatría, gerontología, medicina específica para mujeres y hombres de todas las edades, pediatría, cirugía, etc. Las recomendaciones que el Buda de la Medicina enseñó caen en cuatro categorías o niveles generales que van desde los menos agresivos a los más agresivos, la idea es comenzar con un nivel simple e ir profundizando en la medida que la condición o el sufrimiento del ser demanda un mayor nivel de atención.
I
El primer nivel de medicina enseñado en el Gyud Zhi tiene que ver con cambios en el estilo de vida: dieta, ejercicios, relajación y descanso de calidad e higiene. De acuerdo con el Ayurveda Tibetano, aproximadamente un noventa y cinco por ciento de los síntomas de enfermedades y aflicciones que experimentamos pueden ser eliminados si simplemente hacemos cambios en nuestro estilo de vida que se ajusten a nuestra constitución particular (que en Tibetano se conoce como Rang-Zhin) y nuestra condición actual. El conocimiento de esto es determinado por un médico-sanador tibetano o ayurvédico que hace diagnósticos de pulso, análisis de orina, observaciones, tactos y toma un detallado historial médico, que puede incluir el historial médico de nuestros padres e información astrológica. El resultado de tal examen es el entendimiento de la combinación única de las tres energías básicas, llamadas en Tibetano: nyepas (en Sánscrito: doshas). Las tres energías son: BEKAN (Kapha en Sánscrito), que tiene que ver con las estructuras y tejidos básicos de nuestro cuerpo, LUNG (Vata en Sánscrito) que tiene que ver con todos los movimientos que experimentamos, de cómo nuestra mente se mueve de una cosa a otra, de cómo la sangre se mueve a través de nuestro cuerpo, e incluso de cómo nos movemos de un lugar a otro, y TRIPA (Pitta en Sánscrito) que tiene que ver con todos los procesos de transformación de nuestro cuerpo (como el metabolismo). Esos tres BEKA, LUNG y TRIPA se juntan en una combinación particular que determinan nuestra estatura, como procesamos información, cuales emociones son predominantes, y aún nuestras inclinaciones espirituales. El Buda de la Medicina enseñó que hay unas 84.000 combinaciones de esas energías o nyepas. En los humanos, pueden ser reducidas a siete tipos de constitución básicas. Conociendo nuestra combinación única nos ayudará a vivir un mejor estilo de vida que sea menos estresante y conducente a acceder nuestros potenciales más profundos.
Sabiendo que a menudo dejamos que las cosas se salgan de control antes de admitir que las cosas no están bien, el Buda de la Medicina vio que hay momentos en los que son necesarios niveles más profundos de intervención; donde la persona esta muy débil o enferma para ocuparse, practicar o de ver algún cambio con solo cambiar el estilo de vida. Así el segundo y tercer nivel se hacen más relevantes en la situación inmediata de la persona, siempre y cuando, a largo plazo, el paciente adopte un mejor estilo de vida de modo que no se vea involucrado en el mismo inconveniente de nuevo.
II
El segundo nivel del Ayurveda Tibetano tiene que ver con los procesos de desintoxicación y rejuvenecimiento. Algunas veces necesitamos liberarnos del exceso de desperdicios y otras expresiones de desequilibrio antes de que ganemos los beneficios de un mejor estilo de vida. Así, la desintoxicación es necesaria. Para realizar esto uno debe utilizar hierbas, suplementos y otras medicinas desintoxicantes, masajes, hidroterapia y métodos conocidos en el Ayurveda Indio y el Tibetano como los cinco Karmas (Sánscrito: Pancha Karma, en Tibetano: Len Nga). Estos incluyen: enemas, purgantes, vomitivos, tratamientos nasales y purificación de la sangre. Es sólo después de la desintoxicación que el segundo nivel, el rejuvenecimiento, es efectivo. Para rejuvenecer el cuerpo uno puede utilizar hierbas, suplementos, esencias (como ejemplos están las píldoras preciosas de la tradición tibetana que en el ayurveda indio se denominan Rasayanas), masajes e hidroterapia con hierbas rejuvenecedoras, y enemas de hierbas. El rejuvenecimiento, sin embargo, puede también ser practicado antes de la desintoxicación en situaciones donde la energía de la persona esta agotada, de modo que se puedan beneficiar con un cambio en el estilo de vida, o para desintoxicarse en el futuro, deben fortalecerse inicialmente. Esta metodología de rejuvenecimiento es relevante en nuestra cultura donde, a menudo, las personas están obsesionadas por las dietas de moda donde se adelgaza en extremo o se desgasta la energía, entonces de modo de restaurar un adecuado balance necesitan recuperarse.
Este nivel es considerado más agresivo y por lo tanto requiere de mayor experiencia y experticia por parte del médico/sanador. Especialmente cuando uno comienza a interactuar físicamente con el paciente, dando masajes y administrando variadas acciones purificadoras, se enseña que uno esta comenzando a influenciar su karma. Eso trae consecuencias tanto para el paciente como para el sanador. Por lo tanto a este nivel se dice que el paciente debe sentirse a gusto y sentir confianza con el sanador, tanto en términos de su experiencia como de su ética.
III
El tercer nivel del Ayurveda Tibetano es aún más agresivo. Aquí estamos hablando de medicina de emergencia y el tratamiento de problemas profundamente arraigados que requieren una intervención radical. Esas intervenciones incluyen cirugía, acupuntura y moxabustión, una forma de acupuntura con calor.
Puede parecer impactante para nuestras nociones modernas de los tiempos antiguos, pero la medicina tal como fue practicada en India, Tíbet y otras áreas del mundo, incluían procedimientos quirúrgicos, que aunque no tenían la tecnología que conocemos hoy en día, era destacadamente sofisticada. En el caso de la cirugía Tibetana, fue prohibida en un punto durante nuestra era medieval debido a que la madre de un rey murió durante uno de esos procedimientos.
Los Tibetanos claman haber descubierto la acupuntura (la técnica de las agujas doradas) y que fueron ellos quienes se lo enseñaron a los chinos. Al mismo tiempo, hay un sistema completo de acupuntura que existió en el Ayurveda Indio. Así que quien fue el primero en utilizar esas técnicas es un asunto enmarañado. No obstante, la moxabustión, la forma de acupuntura más aplicable a un clima de montaña alto y seco, se ha mantenido como el tratamiento preferido en este nivel del Ayurveda Tibetano.
Tales métodos eran considerados como últimos recursos en vez de intervenciones iniciales, excepto en situaciones de emergencia. El Buda de la Medicina enseñó que hay sistemas de energías, canales y puntos sutiles en el cuerpo. Cortarlos o estimularlos de manera inapropiada puede causar problemas al paciente en el futuro, incluso pueden ser fatales. Aquí, la habilidad y el cronometraje son necesarios. Por ejemplo, el Ayurveda Tibetano enseña que tales intervenciones pueden arrojar resultados pobres si se realizan durante la luna nueva. Por otro lado, hay días del mes, como el octavo día del mes lunar, el día del Buda de la Medicina, que son muy beneficiosos. También se puede considerar una carta astrológica del paciente. Se considera que el uso de la moxabustión tiene mejores efectos en ciertos momentos del día o de las estaciones cuando se localizan varias afecciones. Por supuesto, en una emergencia, las cosas deben hacerse cuando deben hacerse. Tales acciones tendrán sus propias consecuencias que deberán ser aceptadas en su momento. Pero si es posible, es preferible esperar por el momento más auspicioso.
IV
El último nivel enseñado por el Buda de la Medicina en el Gyu Zhi es medicina espiritual, este es considerado el más profundo y agresivo de todos los niveles. ¿Por qué?.
Si es cierto que la manera como pensamos y percibimos el mundo determina la manera como actuamos en él, tanto con nosotros mismos como con nuestra relación con otros, entonces un cambio de paradigma, una creencia nueva o diferente sobre el mundo, tendrá un impacto en nosotros en todos los niveles. ¿Ayudaría un nuevo paradigma o una nueva creencia a transformar los tres venenos o sería solo una mezcla de temas? Esa es una pregunta crítica, a la que no le tenemos una respuesta suficientemente buena, especialmente en occidente.
Los efectos de una religión negativa pueden llevarnos a cambiar nuestra dieta, probablemente a ignorar nuestros cuerpos. Pueden cortar vínculos importantes con la familia, amigos y seres queridos. Pueden alterar la manera como vemos la vida o la muerte. Ciertamente, aún los cambios en esos niveles en una dirección positiva donde adoptamos las cosas como son como opuestos a los trucos o la fantasía, pueden alterar nuestra vida personal y nuestras relaciones. Pero a la larga la agitación, el dolor frente a los cambios y los malos sentimientos deben ser reemplazados por un mayor sentido de integración personal, un sentido de totalidad y mayor amor hacia uno mismo y otros. Es probablemente por esa razón que el gran maestro Gampopa, dedicó tanto tiempo al Ornamento de las Joyas de la Liberación, incitando a sus estudiantes a examinar cuidadosamente al maestro y sus enseñanzas. Muy a menudo escuchamos en occidente sobre estudiantes que abandonan su sentido común y caen en las manos de gurúes y maestros escrupulosos o no. La renuncia de tal razonamiento y poder personal solo puede tener efectos desastrosos a largo plazo.
Junto con esas relativamente conscientes decisiones y escogencias en el plano personal y la arena espiritual, el Buda de la Medicina, también reconoce que algunas veces las inclinaciones mentales del nacimiento pueden crear un contexto en el cual las fuerzas e influencias negativas pueden afectarnos. Estamos hablando aquí de posesiones, es decir: ser poseídos. Para nuestra mente científica occidental tal noción puede parecer anticuada o pasada de moda. Pero recordemos que el Dharma enseña que existen 84.000 tipos diferentes de seres, muchos de los cuales son invisibles. Hay muchas más cosas sucediendo en el universo que las que podemos observar en el espectro visual.
Así al nivel de la medicina espiritual, el Gyud Zhi enseña varios métodos que involucran al paciente en prácticas de meditación y contemplación o meditaciones, oraciones e incluso exorcismos que son hechos al paciente por parte del médico-sanador.
Lo primero en este nivel es que cada uno de nosotros necesita ser más conscientes de nuestros propios problemas. Necesitamos ser capaces de contemplar como hemos contribuido con nuestra dolencia y enfermedad resultante y tomar cierto nivel de responsabilidad por nuestra situación. Aquí estamos hablando de mirar directamente nuestras inclinaciones a ser capturados por los tres venenos. Tal conocimiento personal es crítico para cualquier nivel de recuperación que deseemos experimentar y como una base para hacer lo que nos sea posible para evitar caer en una situación similar. Sin importar cual nivel de medicina esta recibiendo el paciente, esta base es fundamental. Es también la base para emprender una practica espiritual que ayude a transformar los tres venenos. La práctica de meditación que más se refiere directamente a la purificación de los tres venenos de la ignorancia, el apego y la agresión es la visualización y los mantras del Buda de la Medicina. Por supuesto un médico-sanador puede observar que es más recomendable hacer alguna otra práctica para un paciente particular. Por ejemplo, es posible que el paciente necesite desarrollar más compasión hacia otros y hacia si mismo. De esta forma para mayor apertura, se enfatizará la practica de Chenrezig.
Así como el cuarto nivel de las enseñanzas del Buda de la Medicina puede arrancar de raíz y transformar las causas de nuestra aflicción y enfermedad, también puede traer resultados más rápidos e incluso sanaciones milagrosas. Una vez que la confusión, la duda y el temor son eliminados, o al menos controlados en nuestras mentes, nos encontraremos viviendo y actuando en concordancia con lo que sirve a nuestras vidas más que lo que la desafía. Escogemos la vida sobre la entropía y nuestros cuerpos y mentes actúan acordemente. Aunque algunas veces el daño a nuestro cuerpo en forma de cáncer u otras enfermedades crónicas o degenerativas, o daños por lesiones traumáticas es muy extenso, de modo que un empeoramiento o incluso la muerte es lo único que se puede esperar. ¿Qué valor tiene entonces la medicina espiritual?.
La raíz de toda enfermedad surge de los tres venenos. Si transformamos la raíz, la causa de enfermedades futuras son removidas. Algunas veces esto resultará en la misma vida. Algunas veces constituirá una buena preparación para vidas futuras. Si saltas hacia un barranco y te das cuenta que has cometido un error – que prometiste no cometer de nuevo – puedes sembrar las semillas de la consciencia de lo que se encuentra sobre el precipicio en una vida futura. Pero mientras tanto la gravedad tendrá que hacer lo suyo contigo. Y, si estás mas consciente y menos lleno de temor y aprensión, esas emociones negativas no serán parte de tu experiencia de muerte, en cuyo caso tu muerte y lo que sigue sólo puede ser más positivo.
Finalmente, las energías constitutivas de nuestro cuerpo, BEKAN; LUNG y TRIPA no son más que las manifestaciones de la ignorancia, el apego y la agresión respectivamente. A su vez esos tres venenos no son más que las expresiones neuróticas de nuestro potencial ilimitado, nuestro cuerpo de arcoiris, nuestra mente ilimitada y nuestro gozo espontáneo.
El Buda de la Medicina nos enseña que conociendo la predominancia y mezcla de los tres venenos dentro de nosotros, aprendiendo a templar sus efectos en nosotros a través de un estilo de vida balanceado, atendiendo cualquier nivel de sanación que necesitemos para experimentar nuestra propia vitalidad y fortaleza y emprendiendo prácticas espirituales que transformen esos venenos en nuestra vida diaria, seguramente alcanzaremos un estado alto de realización. Y si no ahora entonces en el Dewachen, o en la propia tierra pura del Buda de la Medicina: Sudarshan, la cual surgirá de quien somos implícitamente. Los velos de la ilusión de la separación caerán y nos pararemos, resplandecientes como el Buda de la Medicina.
Tomado de Buddhism Today. Volume 8, 2000.