EL SUTRA DEL CORAZÓN
DE LA PERFECCIÓN DE LA SABIDURÍA[1].
(Me postro ante la Triple Joya Arya) He aquí lo que yo he oído decir: El Bhagavant[2], el Conquistador, permanecía en el macizo de la montaña del Pico del Buitre, en Rajagriha, junto con una gran asamblea de monjes y una gran asamblea de bodhisattvas[3]. En aquella ocasión, el Vagaban entró en samadhi, estaba absorto en la meditación sobre aquella parte de las enseñanzas llamada «conciencia [plena y despierta] de lo profundo»[4]. Al mismo tiempo, el ser realizado, el Gran Bodhisattva de la Compasión, aquel de Ojos Compasivos, el Noble Avalokiteshvara[5], El Poderoso, practicando la profunda perfección de la sabiduría (prajnaparamita) vio los cinco skandhas[6] y comprendió que estaban completamente vacíos de existencia inherente [independiente]. Entonces, por el poder del Buda, el venerable Shariputra dijo esto al Gran Bodhisattva[7], El Noble Avalokiteshvara: «¿Cómo debe adiestrarse cualquier hijo o hija de una familia noble que desee practicar la profunda perfección de la sabiduría?». Así habló, y el Gran Bodhisattva Avalokiteshvara dijo esto al joven monje llamado Shariputra: Cualquier hijo o hija de una familia noble que desee practicar y lograr la profunda perfección de la sabiduría deberá contemplarla de esta manera, considerando correcta y repetidamente que estos cinco agregados están vacíos de existencia inherente. La forma [rupa] está vacía [shunya]. La vacuidad [shunyata] es forma. La vacuidad no es más que forma y la forma no es más que vacuidad. La acción [karma] de la forma es vacuidad, y la acción de la vacuidad es la forma. De la misma manera, tus sensaciones, percepciones, manifestaciones y conciencia, están vacíos. Así Shariputra, de manera similar, todos los fenómenos [dharmas] están vacíos; sin características; no tienen origen ni cesación; no tienen impurezas ni están libres de ellas; no experimentan aumento ni disminución. Por tanto, Shariputra, en la vacuidad no hay forma, ni sensación, ni percepción, ni manifestaciones, ni conciencia; No hay ojo, ni oído, ni nariz, ni lengua, ni cuerpo, ni mente; nada que ver, nada que oír, nada que oler, nada que saborear, nada que tocar, ni ningún fenómeno. No existe un reino [dhatu] del ojo [de la visión] y así hasta no haber reino de la mente ni reino de la conciencia mental. (No hay una parte de ti que vea, ni una parte de ti que sea conciente de lo que ves; y lo mismo se aplica todo el camino hasta la parte de ti que piensa, y la parte de ti que es conciente de que estás pensando). No hay ignorancia, ni extinción de la ignorancia, y así hasta no haber envejecimiento ni muerte, ni extinción del envejecimiento ni de la muerte. De manera similar, no hay sufrimiento, ni origen del sufrimiento, ni cesación del sufrimiento, ni camino, ni sabiduría, ni logro/realización, ni no-logro/no-realización. Ya no hay nada que pueda ser obtenido. Por esto, Shariputra, porque no hay logro, los Bodhisattvas confían y permanecen en la perfección de la sabiduría [prajnaparamita], no tienen oscurecimiento ni temor en sus mentes. Han ido completamente más allá de la confusión, y han ido – finalmente – más allá del sufrimiento. Todos los Budas de los tres tiempos – pasado, presente y futuro – también despiertan manifiesta y totalmente a la insuperable, perfecta y completa iluminación mediante la perfección de la sabiduría. Por tanto, las palabras sagradas [mantra] de la prajnaparamita, el mantra de la gran sabiduría, el mantra insuperable, el mantra igual a lo inigualable, el mantra que calma completamente todo sufrimiento, que es verdadero y sabio, pues en esto no hay engaño. El mantra de la prajnaparamita es expresado así:
TADYATHA OM GATE GATE PARAGATE PARASAMGATE BODHI SVAHA
Shariputra, de esta manera es que el Bodhisattva debe adiestrarse en la profunda perfección de la sabiduría o prajnaparamita. Entonces el Bhagavant surgió de aquella concentración y elogió al Gran Bodhisattva Avalokiteshvara diciendo: «Bien dicho. Bien dicho, hijo de noble familia, así es. Así es. La profunda perfección de la sabiduría se debe practicar por todos como tú lo has indicado; los Thatagatas se regocijan en tus palabras tanto como yo”. Habiendo hablado así el Bhagavant, el venerable Shariputra, el Gran Bodhisattva Avalokiteshvara, los que los rodeaban en su totalidad, junto con el mundo de los dioses, los humanos, asuras y devas, se llenaron de júbilo y alabaron enormemente lo que había dicho el Bhagavant. Así termina el Arya bhagavati prajñaparamita hridaya sutta. Nota: Este texto ha sido elaborado por Yeshe Jungne, a partir de diversas fuentes (traducciones del tibetano al inglés, del chino al inglés, una versión en castellano entregada en unas enseñanzas del lama Zopa Rinpoche, la versión de Michael Roach y la de Nalanda entre otras). Dedicado al beneficio de todos los seres sintientes.