La razón por la que practicamos meditación[1] – Extractado
Ven. Khenchen Thrangu Rinpoche
La esencia del buddhadharma, las enseñazas de Buda, es la práctica. Y cuando decimos práctica, nos referimos a la práctica de meditación, que puede ser meditación de calma mental[2] o meditación de visión profunda.
La razón por la que practicamos meditación, es para obtener felicidad. Esto significa estados de felicidad tanto en el corto como en el largo plazo. En relación a la felicidad en el corto plazo, cuando hablamos de felicidad, usualmente nos referimos a una o ambas cosas, una es el placer o bienestar físico, y la otra es el placer o bienestar mental. Pero si miramos cualquiera de estas experiencias placenteras, la raíz de cualquiera de ellas tiene que ser una mente que está en paz, una mente que está libre de sufrimiento. Esto es así ya que mientras nuestra mente sea infeliz y no tenga ninguna clase de tranquilidad o paz, entonces no importa cuánto placer físico experimentemos, éste no tomará la forma de felicidad per se. Por otra parte, aunque carezcamos de las circunstancias físicas ideales de riqueza y demás, si nuestra mente está en paz, seremos felices de todas formas.
[1] Fuente: http://www.rinpoche.com/reason.html
[2] En el original “tranquility meditation”.
Por tanto, practicamos meditación en parte para obtener el beneficio a corto plazo de un estado de felicidad y paz mental. Ahora, la razón de por qué la meditación nos ayuda con esto, es que normalmente tenemos una gran cantidad de pensamientos, o muchas clases diferentes de pensamientos pasando rápidamente a través de nuestra mente. Algunos de estos pensamientos son placenteros, y muy encantadores. No obstante, algunos de ellos son desagradables, perturbadores, e inquietantes. Si examinamos los pensamientos que están presentes en nuestra mente en diferentes ocasiones, veremos que los pensamientos placenteros son comparativamente pocos, y los pensamientos desagradables son muchos, lo que significa que mientras nuestra mente está regida o controlada por los pensamientos que pasan a través de ella, nos sentiremos bastante infelices. Para poder obtener control sobre este proceso, comenzamos con la práctica de meditación de calma mental, que produce un estado básico de contentamiento y paz al interior de la mente del practicante.
Un ejemplo de esto es el gran yogi tibetano Jetsun Milarepa, quien vivió en condiciones de la mayor austeridad. Vivió en soledad, en cuevas y solitarias montañas. Sus ropas eran muy pobres, no poseía lindas ropas. Su comida no era rica ni sabrosa, de hecho por varios años vivió únicamente de sopa de ortigas, debido a lo que físicamente llegó a estar muy delgado. Si consideramos solamente sus circunstancias externas, la soledad y pobreza en la que vivió, podría pensarse que debió haber sido muy miserable. Sin embargo, como podemos apreciar en los muchos cantos que compuso, porque su mente estaba fundamentalmente en paz, su experiencia era de un constante despliegue de deleite. Sus cantos expresan el mayor estado de deleite o éxtasis. Milarepa veía cada lugar adonde iba, no importa cuan solitario y austero fuese, como un lugar hermoso, y experiencia su vida de la mayor austeridad como extremadamente placentera.
En realidad, los beneficios a corto plazo de la meditación son más que meramente paz mental, ya que nuestra salud física depende, en gran medida, de nuestro estado mental. Y por este motivo, si cultivamos este estado de contentamiento y paz mental, entonces tenderemos a no enfermarnos, y en el caso de enfermar nos sanaremos fácilmente. La razón para esto, es que una de las condiciones primarias que produce estados de enfermedad, es la agitación mental, la cual produce una correspondiente agitación o perturbación de los canales y energías en nuestro cuerpo. Esto genera nuevas enfermedades que no hemos experimentado aún, y también impide la sanación de viejas enfermedades. Esta agitación de los canales y vientos o energías, también obstruye el beneficio que podría derivarse del tratamiento médico. Si practicamos meditación, entonces en la medida que nuestra mente se aquieta, los canales y energías que circulan a través de los canales recuperan su funcionamiento normal, y como resultado de aquello, tendemos a no enfermarnos y somos capaces de sanarnos de cualquier enfermedad que tengamos. También podemos ilustrar esto con el ejemplo de la vida de Jetsun Milarepa, quien se involucró en las mayores austeridades en relación al lugar donde vivió, las ropas que usó, el alimento que comió, etc., durante la etapa más temprana de su vida. Y sin embargo, nada de esto dañó su salud, logró una larga vida, fue extremadamente vigoroso y juvenil hasta el final de su vida, lo cual muestra el hecho que a través de la adecuada práctica de meditación, la paz y contentamiento mental que es generado aquieta o corrige el funcionamiento de los canales y energías, permitiendo la sanación y prevención de enfermedades.
El beneficio último o a largo plazo de la práctica de meditación, es liberarse de todo sufrimiento, lo cual significa no tener que experimentar más los sufrimientos de nacimiento, vejez, enfermedad y muerte. Este logro de libertad, es conocido en el lenguaje común de todas las tradiciones budistas, como budeidad, y en la terminología particular del vajrayana, el logro supremo o supremo siddhi. En cualquier caso, la raíz o causa básica de este logro, es la práctica de meditación. La razón para esto, nuevamente, es que generalmente tenemos muchos pensamiento pasando rápidamente a través de nuestra mente, algunos de ellos son beneficiosos (pensamientos de amor, compasión, alegrarse por la felicidad de los demás, etc.), y muchos de ellos son negativos (pensamientos de apego, aversión, celos, competitividad, etc.). Comparativamente hablando, tenemos muy pocos de la primera clase de pensamiento, y muchos de la segunda clase, debido a que tenemos fuertes hábitos que hemos estado acumulando en nosotros desde un período de tiempo sin comienzo. Y es solamente removiendo estos hábitos negativos, que podemos liberarnos del sufrimiento.
No podemos simplemente remover estas aflicciones mentales o kleshas, diciéndonos para nuestros adentros “No voy a generar ninguna aflicción mental más”, ya que no tenemos la necesaria libertad mental o control sobre los kleshas, para hacerlo. Para poder renunciar a estas aflicciones mentales o kleshas, necesitamos lograr libertad, la cual comienza, de acuerdo al camino común, con el cultivo de la calma mental. Ahora bien, cuando comenzamos a meditar, cuando comenzamos a practicar la meditación básica de calma mental, puede que nos demos cuenta que nuestra mente no se queda quieta ni por un instante. Pero esto no es algo permanente. Esto cambiará en la medida que practiquemos, y eventualmente seremos capaces de aquietar nuestra mente a voluntad, en ese punto habremos aliviado exitosamente la perturbación manifiesta de estas aflicciones mentales o kleshas. Sobre la base de esto, entonces podemos aplicar la segunda técnica, que es llamada visión profunda[1], que consiste en aprender a reconocer y experimentar directamente la naturaleza de nuestra propia mente. Esta naturaleza es conocida como vacuidad. Cuando reconocemos esta naturaleza y descansamos en ella, todos los kleshas, todas las aflicciones mentales que surgen, se disuelven en esta vacuidad, y dejan de ser aflicciones. Por tanto, la libertad, o resultado, que es llamado budeidad, depende de la eliminación de estas aflicciones mentales, y esto a su vez, depende de la práctica de meditación.
La práctica de calma mental y visión profunda es el camino general que es común a los caminos de sutra y tantra. En el contexto específico que es exclusivo del Vajrayana, la técnica principal es conocida como fase de generación y fase de completación. Estas dos técnicas son extremadamente poderosas y efectivas. La fase de generación se refiere a la visualización, por ejemplo, de la forma de un gurú o maestro del linaje, la forma de una deidad o yidam, o la forma de un protector del Dharma. Al principio, cuando nos encontramos por primera vez con esta técnica, no es raro para los principiantes preguntarse cuál es el sentido de hacer esto. Pues bien, la idea de esto es que nosotros apoyamos y confirmamos nuestra ignorancia, sufrimiento y kleshas, a través de la generación constante de proyecciones o apariencias impuras que crean nuestra experiencia de samsara. Y para poder trascender este proceso, necesitamos trascender estas proyecciones impuras, junto con el sufrimiento que acarrean consigo. Una forma muy efectiva de lograr esto, es reemplazándolas gradualmente, reemplazando estas proyecciones impuras con proyecciones puras basadas en la iconografía del yidam, el dharmapala, etc. Al comenzar a experimentar el mundo como el mandala de la deidad y a todos los seres como la presencia de esa deidad, gradualmente nos entrenamos en abandonar las aflicciones mentales, abandonar las proyecciones impuras, y creamos el ambiente para la manifestación de nuestra propia sabiduría innata.
Todo esto ocurre gradualmente, a través de esta práctica de la fase de generación. Las deidades que son utilizadas pueden variar en apariencia. Algunas de ellas son pacíficas y algunas son iracundas o airadas. En general, la iconografía de las deidades iracundas apunta al poder innato de la sabiduría, y la de las deidades pacíficas apunta a las cualidades de amor y compasión. Encontramos deidades masculinas y femeninas. Las deidades masculinas expresan el método o compasión, y las deidades femeninas expresan la inteligencia o sabiduría.
Por estas razones, es apropiado realizar estas prácticas de meditación en deidades. Y debido a que estas prácticas son tan frecuentes en nuestra tradición, si vas a un lugar de práctica o templo Vajrayana, probablemente veremos muchas imágenes de deidades, deidades pacíficas, deidades iracundas, y deidades extraordinariamente iracundas. Y veremos muchos altares con algunas ofrendas excéntricas en ellos. Al comienzo, si no estamos acostumbrados todo eso, puede que pensemos, “¿qué es todo esto?”, y puede que nos sintamos algo como “bueno, las prácticas básicas de calma mental y visión profunda hacen mucho sentido, y son muy interesantes; y todas estas deidades, todos estos rituales, y todos estos instrumentos musicales exóticos no son para nada interesantes”. Sin embargo, todos y cada aspecto de la iconografía, y todos y cada implemento que encontramos en una sala de meditación, está ahí por una razón específica. En general, la razón es que necesitamos entrenarnos en reemplazar nuestra proyección de impurezas o negatividades con una proyección o experiencia de pureza. No podemos simplemente fingir esto, no podemos simplemente convencernos a nosotros mismos, ya que estamos tratando de reemplazar algo que es mucho más profundo que un concepto. Es más parecido a una sensación. Por este motivo, en la técnica a través de la cual hacemos el reemplazo, una gran cantidad de sensación o experiencia de la energía de la pureza debe ser generada, y para poder generar esto, utilizamos representaciones físicas de ofrendas, utilizamos instrumentos musicales con el fin de inspirar la sensación de pureza, etc. En resumen, todos estos implementos son útiles para generar la experiencia de pureza. Esta es la primera de las dos técnicas de la práctica Vajrayana, la fase de generación.
La segunda técnica se conoce como la fase de completación, y consiste en una variedad de técnicas relacionadas, de las cuales tal vez las más importantes y mejor conocidas son el Mahamudra o “Gran Sello” y el Dzogchen o “Gran Perfección”. A veces, pareciera que se presenta el Dzogchen como más importante, y en otras ocasiones pareciera que se presenta el Mahamudra como más importante, y como resultado, las personas se confunden un poco acerca de esto y se sienten inseguras sobre qué tradición o qué práctica deberían seguir. En un sentido último, estas prácticas son en su esencia y en sus resultados, iguales. De hecho, cada una de ellas posee una variedad de técnicas. Por ejemplo, dentro de la práctica del Mahamudra, existen muchos métodos que pueden ser utilizados, tales como candali[2], entre otras, y dentro de la práctica del Dzogchen también existen muchos métodos, tales como el cultivo de la pureza primordial, la presencia espontánea, etc. Pero en un sentido último, la práctica de Mahamudra siempre se presenta como una guía o introducción a nuestra mente, y la práctica de Dzogchen siempre se presenta como una guía o introducción a nuestra mente. Esto significa que la raíz de estas prácticas no es diferente, y que tanto la práctica del Mahamudra como del Dzogchen, generarán un gran beneficio. Más aún, en “La Aspiración del Mahamudra” por tercer Gyalwa Karmapa, Señor Rangjung Dorje, encontramos la siguiente estrofa:
No existe, y no ha sido vista, ni siquiera por los Victoriosos.
No es no existente, es la base de Samsara y Nirvana.
Esto no es contradictorio, esto es el gran Camino Medio.
Pueda yo llegar a ver la naturaleza que está más allá de las elaboraciones.
Esto pertenece a la tradición Mahamudra. Luego, en “La Aspiración para la Realización de la Naturaleza de la Gran Perfección”, por el omnisciente Jigme Lingpa, perteneciente a la tradición Dzogchen, encontramos la siguiente estrofa:
No existe, no ha sido vista, ni siquiera por los Victoriosos.
No es no existente, es la base de Samsara y Nirvana.
No es contradictorio, es el gran Camino Medio.
Pueda yo llegar a reconocer dzogpa chenpo, la naturaleza de la base.
En otras palabras, estas dos tradiciones están relacionadas enteramente con el reconocimiento de la misma naturaleza.
De este modo, tanto la felicidad a corto plazo como la felicidad última, dependen del cultivo de la meditación, que desde el punto de vista común de los sutras (el punto de vista sostenido en común por todas las tradiciones del Budismo), es la calma mental y la visión profunda, y desde el punto de vista no común del Vajrayana, son las fases de generación y completación.
La meditación, sin embargo, depende en parte de la generación de amor y compasión. Y esto es así para cualquier clase de meditación, pero es especialmente cierto en la meditación Vajrayana. La razón es que en las prácticas específicas del Vajrayana, la visualización de deidades o meditación de Mahamudra, etc., dependen de la presencia de una motivación pura de parte del practicante, desde el mismo comienzo. Si esta motivación pura, auténtica o genuina, no está presente, y debido a que somos personas comunes, es muy posible que no esté presente, realmente no ocurrirá ningún gran beneficio. Por esta razón, los practicantes Vajrayana siempre tratan de entrenar su motivación, y tratan de desarrollar la motivación que se conoce como la mente despierta o bodhicitta.
Como una muestra de esto, si observamos los textos utilizados en la práctica Vajrayana, veremos que las formas más largas y elaboradas de los textos Vajrayana siempre comienzan con una clarificación o meditación en la bodhicitta, y que incluso los textos más breves y condensados siempre comienzan con una meditación en la bodhicitta, amor y compasión, el sentido de esto es que esta clase de motivación es necesaria para toda meditación, pero especialmente para la práctica Vajrayana.
El único sentido real que podemos darle a nuestro nacimiento en este planeta, y en particular al haber nacido como seres humanos en este planeta, y el único resultado realmente significativo que podemos mostrar en nuestra vida es el haber ayudado al mundo: haber ayudado a nuestros amigos, haber ayudado a todos los seres en este planeta, tanto como podamos. Y si dedicamos nuestra vida o una parte significativa de nuestra vida a destruir y dañar a otros, entonces hasta el grado que lo hayamos hecho así, nuestra vida carecerá de sentido. Si logras comprender que el único sentido real de una vida humana es ayudar a otros, beneficiar a otros, mejorar el mundo, entonces debes comprender que la base de no dañar a otros sino beneficiarlos, es tener la intención de no dañar a otros y la intención de beneficiar a otros.
Ahora, la causa principal para tener esta clase de intención estable o motivación estable, es el cultivo real de amor y compasión por otros. Esto significa que cuando nos encontramos llenos de rencor o fastidio y de malas intenciones – que no es raro que así sea -, tenemos que reconocerlo, ser concientes de ello como lo que es, y abandonarlo. Y entonces, aunque podamos estar libres de rencor o fastidio y de malas intenciones, y podamos tener el deseo de mejorar las cosas, puede que pensemos únicamente en nosotros; puede que pensemos solamente en ayudarnos o beneficiarnos a nosotros mismos. Cuando este es el caso, entonces tenemos que recordar que la raíz de esta clase de mentalidad, que es bastante mezquina, limitada y rígida, es desear la victoria o ganancia para uno mismo, incluso al costo del sufrimiento y pérdida experimentada por otros. Y en ese caso, tenemos que expandir gradualmente nuestra simpatía por los demás, y por tanto este cultivo de la bodhicitta o altruismo en general, como una motivación, es una forma esencial de dotar de sentido nuestra vida, de hacerla significativa.
La importancia del amor y la compasión no es una idea exclusiva del Budismo. Todos, a lo largo del mundo, hablan acerca de la importancia del amor y la compasión. Nadie dice que el amor y la compasión sean algo negativo de lo que deberíamos deshacernos. No obstante, hay un elemento que no es común en cuanto al método o enfoque que emplea el Budismo. En general, cuando pensamos en la compasión, pensamos en una simpatía o empatía natural o espontánea que experimentamos cuando percibimos el sufrimiento de alguien. Y en general pensamos en la compasión como un estado de dolor, de tristeza, porque vemos el sufrimiento de alguien y vemos qué está causando ese sufrimiento y sabemos que no podemos hacer nada para remover la causa de ese sufrimiento y en consecuencia, el sufrimiento en sí. De manera que antes de que generáramos compasión, había una persona infeliz, y después de que hemos generado compasión, ahora hay dos personas infelices. Y esto es lo que ocurre comúnmente.
Sin embargo, el enfoque que emplea la tradición budista con la compasión es un poco diferente, ya que está fundado en el reconocimiento que, sea que podamos o no beneficiar a ese ser o a esa persona en su situación y circunstancias inmediatas, podemos generar la base para su beneficio último. Y la confianza en esto, remueve la frustración o la infelicidad que de lo contrario afecta la compasión ordinaria o común. De esta manera, cuando cultivamos la compasión de esta forma, lo experimentamos como algo placentero en vez de algo infeliz.
La forma en que cultivamos la compasión se conoce como compasión inconmensurable, y para ser precisos, existen cuatro aspectos de lo que en general podríamos llamar compasión, por esta razón se les llama los cuatro inconmensurables. Normalmente cuando pensamos en algo que es llamado “inconmensurable”, nos referimos a algo inconmensurablemente vasto. Pero aquí la connotación principal del término no es vastedad sino imparcialidad. Y el punto de decir compasión inconmensurable es que se refiere a una compasión que no apunta a ayudar a una persona al costo de dañar a otra. Es una compasión que se siente de forma igualitaria por todos los seres. La base de la generación de esta compasión imparcial es el reconocimiento del hecho que todos los seres, sin excepción, realmente desean y no desean las mismas cosas. Todos los seres, sin excepción, desean ser felices y evitar el sufrimiento. No existe ningún en ser, en ningún lugar, que realmente desee o quiera sufrir. Si entendemos esto, y en la medida que lo entendamos así, tendremos el intenso deseo de que todos los seres estén libres de sufrimiento. Y no existe ningún ser, en ningún lugar, que no quiera ser feliz; si entendemos esto, y en la medida que lo entendamos así, tendremos el intenso deseo de que todos los seres logren la felicidad que desean alcanzar. Ahora, debido a que la experiencia de felicidad y libertad de sufrimiento, depende de la generación de las causas de esto, la forma que toma nuestra aspiración es la de que todos los seres posean no sólo felicidad, sino las causas de la felicidad, que no sólo estén libres de sufrimiento, sino de las causas del sufrimiento.
Las causas del sufrimiento son fundamentalmente la presencia de aflicciones mentales en nuestra mente (ignorancia, apego, aversión, celos, arrogancia, etc.), y es a través de la existencia de estas aflicciones que sufrimos. Mediante el reconocimiento de que existe una forma de trascender las causas del sufrimiento, básicamente a través de la eliminación de estas causas por medio de la práctica de meditación, cosa que puede ocurrir inmediatamente o no, pero es un proceso definitivo y manejable, a través de la confianza, entonces este amor, desear que los seres sean felices, y la compasión de desear que los seres estén libres de sufrimiento, no es algo para nada inútil o frustrante. Por consiguiente, este amor ilimitado y esta compasión ilimitada, genera una alegría ilimitada que está basada en la confianza de que podemos ayudar a los seres a liberarse a sí mismos.
Entonces, el amor ilimitado es la aspiración de que los seres posean felicidad y las causas de la felicidad. La compasión ilimitada o inconmensurable, es la aspiración de que los seres estén libres de sufrimiento y las causas de sufrimiento. Y la confianza y el deleite que obtenemos de la confianza de que podemos lograr ambas cosas, es una alegría ilimitada. Debido a que todas estas actitudes son ilimitadas o inconmensurables o imparciales, todas ellas tienen una cualidad, que es la ecuanimidad. Esto significa que si estas actitudes son cultivadas adecuadamente, no es que tenemos compasión por un ser y por otro no, y así con las otras. Normalmente, cuando experimentamos estas cualidades, por supuesto, son parciales, están lejos de ser imparciales. Con el propósito de eliminar la fijación que nos hace experimentar compasión sólo por algunos y por otros no, tenemos que entrenarnos en el cultivo de la ecuanimidad hacia los seres, a través del reconocimiento de que todos desean tener lo mismo y desean evitar lo mismo, y al hacer esto, podemos incrementar grandemente o reforzar nuestro amor y compasión.
Esta es una pequeña introducción a la práctica de meditación, en cómo entrenarnos y cómo generar compasión.
Traducido por Yeshe Jungne, para beneficio de todos los seres sintientes, sin excepción.
Que todos los seres tengan felicidad y las causas de la felicidad.
Que todos los seres estén libres del sufrimiento y las causas del sufrimiento.
[1] En el original “insight”.
[2] Sánscrito, candali; Tibetano, tummo.