El Discurso llamado “Una masa de espuma” – Phena Sutta (Samyutta Nikaya 22:95)
En una ocasión, el Bienaventurado se quedó entre los Ayojjhans a orillas del río Ganges. Allí se dirigió a los monjes: «Monjes, supongan que una gran aglomeración de espuma estuviese flotando en este río Ganges, y un hombre con buena vista la viese, la observara y examinara apropiadamente. Para él, viéndola, observándola, y examinándola apropiadamente, parecería vacía, sin esencia, sin sustancia: ¿porque, qué sustancia habría en una aglomeración de espuma? De la misma manera, un monje ve, observa y examina apropiadamente cualquier forma que sea pasada, futura o presente; interna o externa; obvia o sutil; común o sublime; lejana o cercana. Para él, viéndola, observándola y examinándola adecuadamente, parecería vacía, sin esencia, sin sustancia: ¿porque, qué sustancia habría en una forma?
«Ahora supongamos que en el otoño, cuando llueven gotas grandes, una burbuja de agua apareciera y desapareciera en el agua, y un hombre con buena vista la viera, la observara y la examinara apropiadamente. Al verla, observarla y examinarla apropiadamente, parecería vacía, sin esencia, sin sustancia: ¿porque, qué sustancia habría en una burbuja de agua? De la misma manera, un monje ve, observa y examina de manera apropiada cualquier sensación que sea pasada, futura o presente, interna o externa, obvia o sutil, común o sublime, lejana o cercana. Para él, al verla, observarla y examinarla adecuadamente, parecerá vacía, sin esencia, sin sustancia: ¿porque, qué sustancia habría en la sensación?
«Ahora supongamos que en el último mes de la estación cálida, al mediodía, un espejismo apareciese, y un hombre con buena vista lo viese, observara y examinara apropiadamente. Para él, viéndolo, observándolo y examinándolo apropiadamente, parecería vacío, sin esencia, sin sustancia: ¿porque, qué sustancia habría en un espejismo? De la misma manera, un monje ve, observa y examina apropiadamente cualquier percepción que sea pasada, futura o presente, interna o externa; obvia o sutil, común o sublime, lejana o cercana. Para él, viéndola, observándola y examinándola apropiadamente, parecería vacía, sin esencia, sin sustancia: ¿porque, qué sustancia habría en la percepción?
«Ahora supongamos que un hombre que desea madera dura, en búsqueda de madera dura, buscando madera dura, fuera a un bosque con un hacha afilada, y allí viese una gran planta de plátanos: derecha, joven, de enorme altura. La cortaría en la raíz y habiéndola cortado en la raíz, cortaría la parte superior. Después de haber cortado la parte superior, removería la capa exterior y removiendo la capa exterior, ni siquiera encontraría madera blanda, y ni hablar de madera dura. Entonces, un hombre con buena vista la vería, la observaría y la examinaría apropiadamente. Para él, al verla, observarla y examinarla apropiadamente, parecería vacía, sin esencia, sin sustancia: ¿porque, qué sustancia habría en una planta de plátano? De la misma manera, un monje ve, observa y examina apropiadamente cualquier formación mental pasada, futura o presente, interna o externa, obvia o sutil, común o sublime, lejana o cercana. Observándolas y examinándolas apropiadamente, parecerían vacías, sin esencia, sin sustancia: ¿porque, qué sustancia habría en las formaciones mentales?
«Ahora supongamos que un mago o aprendiz de mago mostrara un truco de magia en una intersección principal, y un hombre con buena vista lo viera, lo observara y lo examinara apropiadamente. A él, viéndolo, observándolo, y examinándolo apropiadamente, le parecería vacío, sin esencia, sin sustancia: ¿qué sustancia habría en un truco de magia? De la misma manera, un monje ve, observa y examina apropiadamente cualquier conciencia que sea pasada, futura o presente; interna o externa, obvia o sutil, común o sublime, lejana o cercana. Para él, viéndola, observándola y examinándola adecuadamente, parecería vacía, sin esencia, sin sustancia: ¿porque, qué sustancia habría en la conciencia?
«Viendo así, el discípulo bien instruido de los nobles, se desencanta con la forma, se desencanta de las sensaciones, se desencanta de la percepción, se desencanta de las formaciones mentales, se desencanta de la conciencia. Desencantado, se vuelve desapasionado. A través del desapasionamiento, se libera. Con la liberación, hay el conocimiento de estar liberado. Él discierne que ‘El nacimiento ha terminado, la vida santa se ha cumplido, la tarea se ha completado. No hay nada más en este mundo’ «.
Eso es lo que dijo el Bienaventurado. Habiendo dicho eso, el Perfecto, el Maestro, dijo más allá:
La forma es como una acumulación de espuma;
la sensación, una burbuja;
la percepción, un espejismo;
las formaciones mentales, una planta de plátano;
la conciencia, un truco de magia –
esto ha sido enseñado
por aquel que es del Linaje del Sol.
Como sea que los observes,
los examines apropiadamente,
están vacíos, y sin substancia
Para quien los vea
adecuadamente.
Comenzando con el cuerpo (forma)
como lo enseñó aquel
de profundo discernimiento,
cuando es abandonado por tres cosas
– vida, calor y conciencia –
la forma es rechazada, dejada de lado.
Cuando carece de estos
yace tirado,
sin sentido,
es una comida para otros.
Tal es su destino:
un truco de magia,
el balbuceo de un idiota.
Se dice que es
“un asesino”, pues no hay sustancia aquí
que se pueda encontrar.
Así un monje, generando alta persistencia,
debería ver los agregados,
Continuamente de día y de noche,
consciente;
alerta;
descartando todas las ataduras;
volviéndose su propio refugio;
debería vivir como si su cabeza estuviera en llamas –
aspirando al estado
más allá muerte.